lunes, 8 de noviembre de 2010


evocando los 70 

La música continuamente cambia como reflejo de los tiempos que corren. 
Hace mucho de los 70 y 80 y sin embargo, en Salamanca,
mis amigos y yo nos hemos amoldado a un estilo q ya no hay quien nos quite. 
Habrá quien por hacerse el bohemio, 
o quien x evadirse entre humos no adecuados y canciones de Janis Joplin
acabe x los mismos lares q x donde nos refugiamos nosotros un sábado noche
en ese bar retro oscuro y profundo
q anda siempre abierto hasta última hora
en el q da igual como vayas vestido
en el q pasas a otra época
donde escuchas desde los beatles, 
Guns N Roses,  Aerosmith, Ramones, Sex Pistols, The Clash
Beach Boys a Nirvana o Blur
y muchísimos más
desde el Rock más rockero, a Jass al indie
y da igual
todo está bien
xq nos encanta
su esencia

Si habeis salido por Salamanca de fiesta varias veces, probablemente sabréis a que bar me refiero...








Realismo o Idealismo?



Hace poco decidí dejar de ser realista y empezar a ser idealista en mi vida. 

(* Quiero dejar claro que hablo de un idealismo objetivo, del idealismo como motor para tener aspiraciones y confiar en nosotros mismos. No en un idealismo de pájaros propio del cuento de La Lechera)  

¿El porqué? Me he dado cuenta de que ser realista puede ser adaptativo para la vida hasta cierto punto. En verdad, por extraño que parezca, la actitud verdaderamente adaptativa diseñada para la supervivencia del ser humano es la actitud idealista. Porque cuando somos realistas nos acabamos amargando, si vemos la vida tal como es, no solo nos recrudecemos, sino que acabamos siendo infelices. 

En mis clases de Psicología este año he dado que se supone que por naturaleza todos los jóvenes deberían ser idealistas ahora, eso les movería a tener aspiraciones en la vida, lo que les ayudaría a avanzar profesionalmente. Pero a la edad de 40 todo el mundo habrá perdido esa actitud y será realista.

Ya antes de que lo dijera un profesor en clase, yo me había parado a pensarlo este año. Algo iba mal en mi vida. Ya en 1º de Psicología nos enseñaron con la asignatura de Personalidad a no tener un pensamiento esotérico, es decir, no creernos con posesión del don de la suerte, o esperar sentirnos protegidos por algo llamado destino, suerte o dios. Dejar de lado todo pensamiento irracional para pasar a uno racional y consciente. Dimos las bajas probabilidades que existían en verdad de terminar con éxito toda empresa comenzada, los fallos de la mente, tantas expectativas acabadas en frustraciones, tantos planes gloriosos no acabados, sino básicamente ni llegados a ser puestos en práctica, o al menos mantenidos por breve tiempo.  

Con todo este tipo de información algo cambió en mí, empecé a ser realista. El problema era que con mi realismo, pasé a verlo todo negativo, a desconfiar, a no tener iniciativa, no esperar grandes cosas de mí... así que no tenía grandes aspiraciones, no iniciaba planes, ni me organizaba, y toda labor que debía hacer al no ser preparada, no resultaba precisamente buena, sino más bien cerca de lo chapucero. Lo noté en los exámenes, en los trabajos de clase, en mi trabajo de camarera los fines de semana, y hasta en mis relaciones.

La actitud realista con la que me quedé de todo lo dado en 1º, era la de no creer que las cosas fueran a salir bien. Y es que si seguimos los datos estadísticos de millones de estudios, la mayoría de las cosas fracasan.  ¡Pero aun así! ¡¡¡No por eso no deberíamos intentar vivir nuestra propia historia y apostar por cosas, por lo menos por nosotros!!!

Que lástima, que me quedé con lo más negativo en aquel momento, y empecé a ser una realista TAN realista que llegué a estar cerca de la amargura. Vivía bien, pero en el fondo estaba deprimida, y desconfiaba de mis amigos, de mi familia, de mis capacidades en la vida... 

Alguna vez os habeis preguntado ¿no sé si soy realista o soy mal pensado, serán paranoias mías?
Pues no es cinismo, probablemente* (digo probablemente porque obviamente hay gente que sí es cínica, ejemplo de novios extremadamente celosos) la respuesta más acertada es que estais siendo realistas. Pero sinceramente no deberíamos ser realistas porque acabaríamos en depresión, o paranoicos.



Yo solo puedo decir que he concluido que para ser feliz, no hay que ser realistas, sino idealistas en este mundo. O si prefieren la expresión ser un realista optimista. (Expresión que no existe, creo que el realismo es una esencia por sí misma, y el idealismo está ligado al optimismo).

Claro que, con nuestro idealismo, cuando veamos señales claras de que las cosas no son como idealmente las esperábamos, más vale frotarnos los ojos, y pasar a soñar con otra cosa dignamente, antes de arrastrarnos.
(Y hablando en concreto de relaciones personales de amistad y pareja: cuando tienes que dejar tu integridad o dignidad a parte  para arrastrarte por alguien, es que ese alguien no nos merece).

No os fijéis tanto en toodo lo negativo (que si tu amiga ya no te llama tanto, ya no cuenta contigo para hacer planes, que si el vecino te mira mal...) os obsesionareis, puede que sea cierto, o puede que no, pero si atendéis a todas las señales "negativas" os amargareis!! Hay que ser más optimista, hay que conceder más el beneficio de la duda, hay que creer más en las cosas, tener más esperanza. En definitiva, ser idealista.

Sin confundir términos, y ponernos cabezones cuando vemos avisos claros de que lo que idealmente vemos o esperamos no va a pasar, entonces pasar página, no insistir. Yo digo siempre insiste INSISTE, PERO, hasta cierto límite. Ese límite es donde está tu dignidad. Cada uno elige sus propias pautas, cada uno verá donde está su límite. Pero lo que está claro es que en esta vida hay que intentar mover ficha.

Considero que esta vida es como un juego de azar. Uno de poker. No sabes que mano de cartas te va a tocar. Pero primero apuesta un poco, lánzate a ver que más cartas te pueden salir, después piensa que opciones te pueden venir bien. La prudencia es clave, pero lo que no se puede ni debe es temer, y desconfiar de todo.

Por eso deseo, que en primera instancia sí seas realistas, para que os atreváis a ver lo que pasa en la vida, pero después volver a vuestro idealismo. Porque el Idealismo no os invalidará, será el motor que os impulse a poneros metas, a tener cosas por las que luchar. A tener ideales, cosas por las que creéis. A confiar en vosotros mismos y en vuestras capacidades. 
Yo os digo, Observaros, ved que capacidades tenéis y sacadle partido. Apostad por vosotros y por vuestra vida. Proponeros cosas objetivas, y si os organizáis cada día, las conseguiréis. 
Y ser optimistas, el idealismo será vuestro motor. 

Aretta