- Confieso - dijo ella - diagnóstico de mi problema: ansiedad social podría decir... No es para tanto, obviamente exagero. Pero sí es cierto que tengo la peculiar característica de que voy repartiendo cartelitos a la gente para que me pongan nota, cuando, debería ser yo la que me pusiese notas a mí misma, me valorase y describiese a mí misma.
El pescador se inclinó sobre sus rugosas manos para ayudarse a subir a una roca - Mmm... ¿y porqué la gente no se quiere? - preguntó una vez arriba divisando el mar.
- Yo... si me quiero... a mi manera...
- Pues no es suficiente. Lo suyo es aceptarte con tus propios errores y momentos de debilidad. En lo que te gusta y en tus fracasos, tras las discusiones más duras, cuando te roben o cuando pierdas cosas de valor. Cuando te dejen tirada un día, cuando te abandonen para siempre, cuando te ridiculicen... esto y más. Si te pasa, no caigas al suelo, súbete arriba. Será el momento de demostrar tu verdadera fuerza. Tu esencia. Ya mi viejo abuelo lo decía, no es quererse por hacer las cosas bien, hay que aprender a aceptarse cuando cometemos fallos y los peores errores también. A pesar de lo que digan u opinen los demás, incluidas, y esto duele, las personas importantes para nosotros.
- Hoy lloré. Sí... tedioso... voy de tipa dura, pero lloro cuando estoy a solas y nadie me ve en mi cuarto por cuestiones de desamores... A veces estos temas se tornan en caprichos. Porque queremos sentirnos queridos, y si no están con nosotros parece que nos están rechazando o menospreciando...
- Y en realidad no tiene que ver. La mayor parte de las veces los sucesos que nos acontecen no tienen que ver con nosotros. No es por nosotros.
- ¿Pero porqué no? ¿Porqué no está conmigo, porqué no quiere si sé que...
- ¿Sabes una cosa? La respuesta te da igual - ella se le quedó mirando anonadada pero el hombre continuó hablando como si nada - seguramente esa elección del otro no se debe a tí. Si has sentido que congeniabas con alguien y que todo era perfecto, y aun así la historia no continua, no es por tí, es por las circunstancias. Y no pierdas tu tiempo en suponer que circunstancias estará viviendo la otra persona.
- ¿Pero porqué...?
- Deja de preguntarte porqué. Ya que con ello, que no te concierne porque en realidad es asunto del otro, solo conseguirás amargarte.
Solo tienes que buscar un porqué a tu vida, como bien dijo el sabio Nietzsche, y con el sentido que la vida adopte para tí podrás enfrentarte a cualquier cómo.