martes, 30 de octubre de 2012

Anhelo de Antes y Ahora


Anhelo ser el motivo de tus sonrisas,  ser el primer pensamiento que tengas al despertar. Anhelo verme reflejada en tus pupilas con ese brillo sobrenatural.
Pero el viento pasa rápido las páginas. Ya casi no recuerdo el olor de tus comisuras.
Transportada a esta vieja ciudad desconocida las preguntas  me rondan y surcan las entrañas. Me hallo asomada al vórtice del sinsentido en un punto de inflexión.
No sirve de mucho romperse los sesos, te hace parecer más idiota, no sirve tomar decisiones porque algo no te deja llevarlas a cabo. Algo me despojó del control de mi vida, y ahora soy una mera observadora. 
Antes yo era una mirada firme y ahora un pestañeo. 
Antes me encontraba en el motor de la locomotora y ahora estoy en el último vagón planteándome si saltar para al menos correr libre por el campo.
Antes me constaba que era más interesante, más grande y más fuerte.  
Quizá sea el momento de pasar una de las páginas uno mismo y quitarle ese gozo al viento. O cerrar la tapa dura y cambiar de libro. Es todo tan distinto y estoy tan desconectada de lo que era conocido que quizá para poder avanzar y volver a ser la chica grande e interesante que era deba desconectarme del todo de lo anterior.
Porque se me resquebraja mi mundo y no hago nada. Podría  llegar la mayor catástrofe  y las estrellas caer sobre nosotros y yo seguiría paralizada.

Esto me surca cuando mi alma cree que a tus ojos ya no le preocupan mis miradas.



lunes, 9 de abril de 2012

Mírame a los ojos y léeme.

Vamos a entrenar nuestras miradas.
Crear un buen rapport, como dicen los psicólogos. Cuesta parar la cadena de pensamientos irrefrenables que nos viene surcando la mente últimamente de la forma más caótica y apoteósica. 

Muchos dirán que qué nerviosa es esta chica... qué nerviosos estos jóvenes hoy en día. Puede que lo sea señor agente, pero si me permite el atrevimiento de jugar a ser ciudadana norteamericana, antes de que me dicte la advertencia Miranda y yo me acoja a la quinta enmienda, abogaré en mi favor a que no por no dominar ahora a la perfección mis armas significa que no pueda domarlas en adelante. 

Como ya le dije yo a mi amigo Darío, vamos a dejarnos de tantas palabras y pasar a la contemplación, que de por sí es una acción. Es más, estoy hablando mucho ahora para callar después. Pienso comenzar a llevar a cabo esas largas conversaciones faltas de sonido y elaborar con el arte de la mirada las más largas e intrincadas secuencias de mensajes.

Una vez que alcance el autodominio suficiente, en el que el resto del mundo me parezca mucho menos interesante que lo que yo te quiera transmitir y lo que tu pretendas decirme u ocultarme, leeré en clave en tus pupilas lo que va más allá de códigos binarios, morse o palabras de cualquier dialecto. 
Y puede que llegue a asomarme a tu mente y vislumbrar los rincones en los cuales antes de hacerse conscientes se desprenden nuestras sensaciones aun no racionalizadas, desde el modo más primitivo, así leeré tus sensaciones inconscientes y tu las mías. Hemos aprendido en esta cultura para desaprender. 
Ahora me olvido del lenguaje. 
Voy a mirarte a los ojos y vas a descifrar. Vamos a conversar silenciosamente. ¿Has visto que hay miradas que tienen algo magnético no? Creo que esa esencia es un arma innata que tenemos todos, solo hay que aprender a activarla. Formando así un contacto primitivo, del cual se creará una simbiosis mayor de la que podríamos formar en un año consecutivo lleno de charlas sobre nuestras vidas... Una simbiosis con tal enigmática fuerza que será envidiada por toda la señora naturaleza.

Y ponme otro tequila más. Sin sal por favor.
Lucía`s paranoias.

viernes, 20 de enero de 2012

Tu muchedad

  -No eres la misma de la otra vez.  Eras mucho más. Muchísimo... Te falta tu muchedad...



                                                                                                                                          Alice in Wonderland.

lunes, 16 de enero de 2012

...en el momento en que ocurre...


... Pero, ¿qué era lo magnífico? Yo no daba crédito: no era más que un capullo de rosa en el extremo de un tallo quebrado que acababa de caer sobre la encimera. ¿Entonces?. Lo he comprendido al acercarme. Es algo que tiene que ver con el tiempo, no con el espacio.
Al mirar caer este capullo y este tallo, he intuido en una milésima de segundo la esencia de la Belleza. Porque lo bello es lo que se coge en el momento en que ocurre. Es la configuración efímera de las cosas en el momento en que uno ve al mismo tiempo la belleza y la muerte.
Ay, ay, ay, me he dicho, ¿quiere esto decir que así es como uno tiene que vivir su vida? ¿Siempre en equilibrio entre la belleza y la muerte, el movimiento y la desesperación?
Quizá estar vivo sea esto: perseguir instantes que mueren.

Muriel Barbery. La elegancia del erizo.

martes, 9 de agosto de 2011



Una historia diferente: Jeux d'enfants



 


El drama del desencantado

He aquí el drama del desencantado que se arrojó a la calle desde el décimo piso, y a medida que caía iba viendo a través de las ventanas la intimidad de sus vecinos, las pequeñas tragedias domésticas, los amores furtivos, los breves instantes de felicidad, cuyas noticias no llegaban nunca hasta la escalera común, de modo que en el instante de reventarse contra el pavimento de la calle había cambiado por completo su concepción del mundo, y había llegado a la conclusión de que aquella vida que abandonaba para siempre por la puerta falsa, sí valía la pena de ser vivida.
                                                                                                                           Gabriel García Márquez


                                                                             

miércoles, 15 de junio de 2011

Carta de suicidio (Metáfora de un adios)

Anonadado, un día despiertas y como si de una metamorfosis de Kafka se tratase, sabes con los primeros pestañeos y sin apenas moverte, que has cambiado. Tu  y el mundo.  
Y te escribo con esta carta esta especie de despedida. A ti. Tan sublime siempre. Recuerdo cuando te adormeciste en mi regazo y fue entonces cuando la calma reinó, convirtiéndonos en el epicentro del mundo por unos minutos. Suena a exageración pero sé que por esos segundos en los que te apoyaste y adormeciste sobre mí, el universo se alineó con nosotros, y fueron muchos más los que sintieron ese instante nuestro como una eternidad. El mundo se detuvo, lo que dura una inhalación, la del mejor olor, el que nunca volverás a recordar.


Las placas terrestres temblaron para después pararse, parecía una simbiosis de todas las catástofres atmosféricas del mundo. 
Y en definitiva todas estas palabras no valen nada, solo son el eco de un recuerdo, parte de nosotros de nuestros almacenes del pasado. Meros trozos rescatados de mi memoria de esos instantes, tan breves y tan eternos, solo espero, y no solo espero, que tú también lo recuerdes.