Anhelo ser el motivo de tus sonrisas, ser el primer pensamiento que tengas al
despertar. Anhelo verme reflejada en
tus pupilas con ese brillo sobrenatural.
Pero el viento pasa rápido las páginas. Ya casi no recuerdo el olor
de tus comisuras.
Transportada a esta vieja ciudad
desconocida las preguntas me rondan y
surcan las entrañas. Me hallo asomada al vórtice del sinsentido en un punto de
inflexión.
No sirve de mucho romperse los
sesos, te hace parecer más idiota, no sirve tomar decisiones porque algo no te
deja llevarlas a cabo. Algo me despojó del control de mi vida, y ahora soy una mera observadora.
Antes yo era una mirada firme y ahora un pestañeo.
Antes me encontraba en el motor de la locomotora y ahora estoy en el último vagón
planteándome si saltar para al menos correr libre por el campo.
Antes me constaba que era más interesante, más grande y más fuerte.
Quizá sea el momento de pasar una de las páginas uno mismo y
quitarle ese gozo al viento. O cerrar la tapa dura y cambiar de libro. Es todo
tan distinto y estoy tan desconectada de lo que era conocido que quizá para
poder avanzar y volver a ser la chica grande e interesante que era deba
desconectarme del todo de lo anterior.
Porque se me resquebraja mi mundo y no hago nada. Podría llegar la mayor catástrofe y las estrellas caer sobre nosotros y yo
seguiría paralizada.
Esto me surca cuando mi alma cree que a tus ojos ya
no le preocupan mis miradas.