lunes, 9 de abril de 2012

Mírame a los ojos y léeme.

Vamos a entrenar nuestras miradas.
Crear un buen rapport, como dicen los psicólogos. Cuesta parar la cadena de pensamientos irrefrenables que nos viene surcando la mente últimamente de la forma más caótica y apoteósica. 

Muchos dirán que qué nerviosa es esta chica... qué nerviosos estos jóvenes hoy en día. Puede que lo sea señor agente, pero si me permite el atrevimiento de jugar a ser ciudadana norteamericana, antes de que me dicte la advertencia Miranda y yo me acoja a la quinta enmienda, abogaré en mi favor a que no por no dominar ahora a la perfección mis armas significa que no pueda domarlas en adelante. 

Como ya le dije yo a mi amigo Darío, vamos a dejarnos de tantas palabras y pasar a la contemplación, que de por sí es una acción. Es más, estoy hablando mucho ahora para callar después. Pienso comenzar a llevar a cabo esas largas conversaciones faltas de sonido y elaborar con el arte de la mirada las más largas e intrincadas secuencias de mensajes.

Una vez que alcance el autodominio suficiente, en el que el resto del mundo me parezca mucho menos interesante que lo que yo te quiera transmitir y lo que tu pretendas decirme u ocultarme, leeré en clave en tus pupilas lo que va más allá de códigos binarios, morse o palabras de cualquier dialecto. 
Y puede que llegue a asomarme a tu mente y vislumbrar los rincones en los cuales antes de hacerse conscientes se desprenden nuestras sensaciones aun no racionalizadas, desde el modo más primitivo, así leeré tus sensaciones inconscientes y tu las mías. Hemos aprendido en esta cultura para desaprender. 
Ahora me olvido del lenguaje. 
Voy a mirarte a los ojos y vas a descifrar. Vamos a conversar silenciosamente. ¿Has visto que hay miradas que tienen algo magnético no? Creo que esa esencia es un arma innata que tenemos todos, solo hay que aprender a activarla. Formando así un contacto primitivo, del cual se creará una simbiosis mayor de la que podríamos formar en un año consecutivo lleno de charlas sobre nuestras vidas... Una simbiosis con tal enigmática fuerza que será envidiada por toda la señora naturaleza.

Y ponme otro tequila más. Sin sal por favor.
Lucía`s paranoias.

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